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By NASA
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Preparations for Next Moonwalk Simulations Underway (and Underwater)
Un detalle de la sonda de detección de impactos de la NASA resalta sus puertos de presión, diseñados para medir los cambios de presión del aire durante el vuelo supersónico. La sonda se montará en el F-15B de la NASA para realizar vuelos de calibración, validando su capacidad de medir las ondas de choque generadas por el X-59 para la misión Quesst de la NASA.NASA/Lauren Hughes Un F-15B de la NASA realiza un vuelo de calibración de una sonda de detección de impactos sobre Edwards, California, el 6 de agosto de 2024. La sonda medirá las ondas de choque del X-59 de la NASA.NASA/Steve Freeman Un F-15B de la NASA realiza un vuelo de calibración de una sonda de detección de impactos sobre Edwards, California, el 6 de agosto de 2024. La sonda medirá las ondas de choque del X-59 de la NASA.NASA/Steve Freeman Un F-15B de la NASA realiza un vuelo de calibración de una sonda de detección de impactos sobre Edwards, California, el 6 de agosto de 2024. La sonda medirá las ondas de choque del X-59 de la NASA.NASA/Steve Freeman Un F-15B de la NASA realiza un vuelo de calibración de una sonda de detección de impactos sobre Edwards, California, el 6 de agosto de 2024. La sonda medirá las ondas de choque del X-59 de la NASA.NASA/Steve Freeman Read this story in English here.
La NASA pronto pondrá a prueba los avances realizados en una herramienta clave para medir los singulares ‘golpes sónicos’ que su avión supersónico silencioso de investigación X-59 producirá durante el vuelo.
Una sonda de detección de impactoses una sonda de datos de aire en forma cónica desarrollada con características específicas para capturar las singulares ondas de choque que producirá el X-59. Investigadores del Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA en Edwards, California, desarrollaron dos versiones de la sonda para recopilar datos precisos de presión durante el vuelo supersónico. Una de las sondas está optimizada para mediciones de campo cercano, capturando las ondas de choque que se producen muy cerca de donde las generará el X-59. La segunda sonda de detección de impactos medirá el centro del campo y recopilará datos a altitudes de entre 5.000 y 20.000 pies por debajo del avión.
Cuando un avión vuela a velocidades supersónicas, genera ondas de choque que viajan a través del aire circundante, produciendo fuertes estampidos sónicos. El X-59 está diseñado para desviar esas ondas de choque, reduciendo los fuertes estampidos sónicos a golpes sónicos más silenciosos. Durante los vuelos de prueba, un avión F-15B con una sonda de detección de impactos acoplada a su morro volará con el X-59. La sonda, de aproximadamente 1,80 metros (6 pies), recolectará continuamente miles de muestras de presión por segundo, captando los cambios de presión del aire mientras vuela a través de ondas de choque. Los datos de los sensores serán vitales para validar los modelos informáticos que predicen la fuerza de las ondas de choque producidas por el X-59, la pieza central de la misión Quesst de la NASA.
“Una sonda de detección de impactos actúa como fuente de la verdad, comparando los datos previstos con las mediciones del mundo real”, dijo Mike Frederick, investigador principal de la NASA para la sonda.
Para la sonda de campo cercano, el F-15B volará cerca del X-59 a su altitud de crucero de aproximadamente 18.000 metros (55.000 pies), utilizando una configuración de “seguir al líder” que permitirá a los investigadores analizar ondas de choque en tiempo real. La sonda de campo medio, destinada para misiones separadas, recopilará datos más útiles a medida que las ondas de choque viajen más cerca al suelo.
La capacidad de las sondas para captar pequeños cambios de presión es especialmente importante para el X-59, ya que se espera que sus ondas de choque sean mucho más débiles que las de la mayoría de los aviones supersónicos. Al comparar los datos de las sondas con las predicciones de modelos de computadora avanzados, los investigadores pueden evaluar con mayor precisión.
“Las sondas tienen cinco puertos de presión, uno en la punta y cuatro alrededor del cono”, explica Frederick. “Estos puertos miden los cambios de presión estática a medida que el avión vuela a través de las ondas de choque, lo que nos ayuda a comprender las características de choque de un avión en particular”. Estos puertos combinan sus mediciones para calcular la presión local, la velocidad y la dirección del flujo de aire.
Los investigadores pronto evaluarán actualizaciones de la sonda de detección de impactos de campo cercano a través de vuelos de prueba, en los que la sonda, montada en un F-15B, recopilará datos persiguiendo a un segundo F-15 durante un vuelo supersónico. Las actualizaciones de la sonda incluyen la colocación de los transductores de presión – dispositivos que miden la presión del aire en el cono – a sólo 5 pulgadas de sus puertos. Los diseños anteriores colocaban esos transductores a casi 3 metros (12 pies) de distancia, lo que retrasaba el tiempo de grabación y distorsionaba las mediciones.
La sensibilidad a la temperatura de los diseños anteriores también presentó un desafío, ya que provocó fluctuaciones en la precisión cuando cambiaban las condiciones. Para solucionar esto, el equipo diseñó un sistema de calefacción para mantener los transductores de presión a una temperatura constante durante el vuelo.
“La sonda cumplirá los requisitos de resolución y precisión de la misión Quesst”, afirmó Frederick. “Este proyecto muestra cómo la NASA puede tomar tecnología existente y adaptarla para resolver nuevos desafíos”.
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Last Updated Dec 13, 2024 EditorDede DiniusContactNicolas Cholulanicolas.h.cholula@nasa.gov Related Terms
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By USH
The ongoing mystery and debate surrounding UFO and drone sightings across the U.S. continue to captivate public attention. The lack of transparency and definitive answers from government agencies combined with the apparent absence of military action against these drones, has fueled speculation about possible cover-ups or incompetence.
Local, county, and state governments seem to have no knowledge of who is operating these drones, where they originate, or their purpose. Despite this, officials confidently assert that "there is no credible threat." This raises the question: how can they be so certain? The reality suggests they cannot.
Recently, the Pentagon issued a statement following claims by a New Jersey congressman that Iran had deployed a "mothership" off the U.S. East Coast, launching drones. The Pentagon denied any military origin for the drones and ruled out links to known foreign entities, but questions persist about whether critical information is being withheld.
If these drones are not linked to Iran, the U.S., Russia, China, or any other nation, some experts propose they may be part of clandestine "deep state" programs. These programs could involve advanced aerospace technologies being tested by private companies under classified initiatives.
Witness accounts, including those from a New Jersey sheriff and Coast Guard officials, suggest the drones exhibit highly unusual behaviors. These include emerging from the ocean and performing movements like abrupt 90-degree turns—characteristics that could imply the use of advanced propulsion systems not publicly known.
Another theory posits that the drones may not be physical objects at all but rather holographic projections, akin to the controversial "Project Blue Beam" concept. If true, this would explain why attempts to intercept them could fail—they might not physically exist.
The sheer number, endurance, and sophistication of these drones hint at a coordinated operation. Some theorists believe this might be part of a psychological operation designed to distract from pressing political, economic, or social issues. The timing of such events often appears suspiciously aligned with periods of public, economic unrest or uncertainty.
In the event that the "deep state" is orchestrating these phenomena, some fear it could be a prelude to a false flag operation, with motives and consequences yet to be revealed.
The situation remains shrouded in speculation, leaving the public to grapple with more questions than answers.
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By NASA
3 Min Read They Grow So Fast: Moon Tree Progress Since NASA’s Artemis I Mission
In the two years since NASA’s Orion spacecraft returned to Earth with more than 2,000 tree seedlings sourced in a partnership with USDA Forest Service, Artemis I Moon trees have taken root at 236 locations across the contiguous United States. Organizations are cultivating more than just trees, as they nurture community connections, spark curiosity about space, and foster a deeper understanding of NASA’s missions.
Universities, federal agencies, museums, and other organizations who were selected to be Moon tree recipients have branched out to provide their community unique engagements with their seedling.
Children sitting in a circle around a newly planted Moon tree and learning about NASA’s Artemis I mission. Adria Gillespie “Through class visits to the tree, students have gained a lot of interest in caring for the tree, and their curiosity for the unknown in outer space sparked them to do research of their own to get answers to their inquiries,” said Adria Gillespie, the district science coach at Greenfield Union School District in Greenfield, California.
The presence of a Moon tree at schools has blossomed into more student engagements surrounding NASA’s missions. Along with planting their American Sycamore, students from Eagle Pointe Elementary in Plainfield, Illinois, are participating in a Lunar Quest club to learn about NASA and engage in a simulated field trip to the Moon.
Eagle Pointe Elementary students also took part in a planting ceremony for their seedling, where they buried a time capsule with the seed, and established a student committee responsible for caring for their Moon tree.
At Marshall STEMM Academy in Toledo, Ohio, second grade students were assigned reading activities associated with their Moon tree, fourth graders created Moon tree presentations to show the school, and students engaged with city leaders and school board members to provide a Moon tree dedication.
Two individuals planting a Moon tree. Brandon Dillman A seedling sent to The Gathering Garden in Mount Gilead, North Carolina, is cared for by community volunteers. Lessons with local schools and 4-H clubs, as well as the establishment of newsletters and social media to maintain updates, have sprouted from The Gathering Garden’s Loblolly Pine.
Sprucing Up the Moon Trees’ Environment
In addition to nurturing their Moon tree, many communities have planted other trees alongside their seedling to foster a healthier environment. In Castro Valley, California, a non-profit called ForestR planted oak, fir, and sequoia trees to nestle their seedling among a tree “family.”
New homes for additional Moon tree seedlings are being identified each season through Fall 2025. Communities continue to track how the impact of NASA’s science and innovation grows alongside their Moon trees.
NASA’s “new generation” Moon trees originally blossomed from NASA’s Apollo 14 mission, where NASA astronaut Stuart Roosa carried tree seeds into lunar orbit. NASA’s Next Generation STEM project partnered with USDA Forest Service to bring Moon trees to selected organizations. As NASA continues to work for the benefit of all, its Moon trees have demonstrated how one tiny seed can sprout positive change for communities, the environment, and education.
Learn more about NASA’s STEM engagements: https://stem.nasa.gov
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NASA STEM Artemis Moon Trees
ARTEMIS I
Outside the Classroom
For Kids and Students
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By NASA
Read this release in English here.
Mediante la campaña Artemis, la NASA llevará a los siguientes astronautas estadounidenses y al primer astronauta internacional a la región del Polo Sur de la Luna. El jueves, la NASA anunció las últimas actualizaciones de sus planes de exploración lunar.
Un grupo de expertos examinó los resultados de la investigación de la NASA sobre el escudo térmico de la nave Orion, tras haber sufrido una inesperada pérdida de material carbonizado en su reentrada en la atmósfera durante el vuelo de prueba sin tripulación Artemis I. Para el vuelo de prueba tripulado Artemis II, los ingenieros seguirán preparando a Orion con el escudo térmico ya montado en la cápsula.
La agencia también anunció que ahora apunta a abril de 2026 para el lanzamiento de Artemis II y a mediados de 2027 para Artemis III. Los plazos actualizados de las misiones también contemplan el tiempo necesario para abordar los sistemas de control medioambiental y de soporte vital de Orion.
“La campaña Artemis es la iniciativa internacional más audaz, técnicamente desafiante y colaborativa que la humanidad se haya propuesto jamás”, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Hemos logrado avances significativos en la campaña Artemis durante los últimos cuatro años, y estoy orgulloso del trabajo que nuestros equipos técnicos han hecho para prepararnos para este próximo paso adelante en la exploración, ya que buscamos aprender más sobre los sistemas de soporte vital de Orion para sustentar las operaciones de la tripulación durante Artemis II. Tenemos que hacer bien este próximo vuelo de prueba. Así es como la campaña Artemis triunfará”.
La decisión de la agencia se produce después de que una investigación exhaustiva de un problema con el escudo térmico de Artemis I demostrara que el escudo térmico de Artemis II es capaz de mantener a salvo a la tripulación durante la misión planeada con modificaciones en la trayectoria de Orion cuando entre en la atmósfera terrestre y reduzca su velocidad de unos 40.000 kilómetros por hora (casi 25.000 millas por hora) a unos 520 km/h (unas 325 mph) antes de que sus paracaídas se desplieguen para un amerizaje seguro en el océano Pacífico.
“Durante todo nuestro proceso para investigar el fenómeno del escudo térmico y determinar un camino a seguir, nos hemos mantenido fieles a los valores fundamentales de la NASA; pusimos primero la seguridad y el análisis basado en datos”, dijo Catherine Koerner, administradora asociada de la Dirección de Misión de Desarrollo de Sistemas de Exploración en la sede de la NASA en Washington. “Las actualizaciones de nuestros planes de misión son un paso positivo para asegurar que podemos cumplir con seguridad nuestros objetivos en la Luna y desarrollar las tecnologías y capacidades necesarias para las misiones tripuladas a Marte.”
La NASA seguirá acoplando los componentes de su cohete Sistema de Lanzamiento Espacial o SLS (un proceso que comenzó en noviembre) y lo preparará para su integración con Orion para Artemis II.
Durante el otoño boreal, la NASA, junto con un equipo de revisión independiente, estableció la causa técnica de un problema observado tras el vuelo de prueba sin tripulación Artemis I, en el que el material carbonizado del escudo térmico se desgastó de forma distinta a la esperada. Un análisis exhaustivo, que incluyó más de 100 pruebas en distintas instalaciones por todo el país, determinó que el escudo térmico de Artemis I no permitía evacuar suficientemente los gases generados en el interior de un material denominado Avcoat, lo que provocó que parte del material se agrietara y se desprendiera. El Avcoat está diseñado para desgastarse a medida que se calienta y es un material clave en el sistema de protección térmica que resguarda a Orion y a su tripulación de los casi 5.000 grados Fahrenheit de temperatura (2.760 grados Celsius) que se generan cuando Orion atraviesa la atmósfera terrestre al regresar de la Luna. Aunque durante Artemis I no había tripulación a bordo de Orion, los datos muestran que la temperatura en el interior de Orion hubiera sido agradable y segura de haber habido tripulación a bordo.
Los equipos de ingeniería ya están ensamblando e integrando la nave Orion para Artemis III basándose en las lecciones aprendidas de Artemis I e implementando mejoras en la forma de fabricar los escudos térmicos para los retornos de las misiones tripuladas de alunizaje con el fin de lograr uniformidad y permeabilidad constante. La reentrada atmosférica doble (“skip entry”) es necesaria para el retorno desde las velocidades previstas para las misiones de alunizaje.
“Victor, Christina, Jeremy y yo hemos estado siguiendo todos los aspectos de esta decisión y estamos agradecidos por la disposición de la NASA a sopesar todas las opciones y tomar decisiones en el mejor interés de los vuelos espaciales tripulados. Estamos entusiasmados por volar con la misión Artemis II y seguir allanando el camino para la exploración humana continua de la Luna y Marte”, declaró Reid Wiseman, astronauta de la NASA y comandante de Artemis II. “Hace poco estuvimos en el Centro Espacial Kennedy de la agencia en Florida y pudimos ver los propulsores de nuestro cohete SLS, la etapa central y la nave Orion. Es inspirador ver la escala de este esfuerzo, conocer a las personas que trabajan en esta máquina, y no podemos esperar a hacerla volar a la Luna”.
Wiseman, junto con los astronautas de la NASA Victor Glover y Christina Koch y el astronauta de la CSA (Agencia Espacial Canadiense) Jeremy Hansen, volarán a bordo del vuelo de prueba Artemis II, de 10 días de duración, alrededor de la Luna y de regreso. El vuelo proporcionará datos valiosos sobre los sistemas de Orion necesarios para sustentar a la tripulación en su viaje al espacio profundo y traerlos sanos y salvos de vuelta a casa, incluyendo la renovación del aire en la cabina, las funciones de vuelo manual y cómo interactúan los humanos con el resto del hardware y software de la nave espacial.
Con Artemis, la NASA explorará más de la Luna que nunca, aprenderá a vivir y trabajar más lejos de nuestro hogar y se preparará para la futura exploración humana del planeta rojo. El SLS de la NASA, los sistemas terrestres de exploración y la nave Orion, junto con el sistema de aterrizaje para seres humanos, los trajes espaciales de nueva generación, la estación espacial lunar Gateway y los futuros vehículos exploradores son los cimientos de la NASA para la exploración del espacio profundo.
Para más información sobre Artemis (en inglés), visita:
https://www.nasa.gov/artemis
-fin-
Meira Bernstein / Rachel Kraft / María José Viñas
Sede, Washington
202-358-1600
meira.b.bernstein@nasa.gov / rachel.h.kraft@nasa.gov / maria-jose.vinasgarcia@nasa.gov
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By European Space Agency
As the launch of the Sentinel-1C satellite approaches, we reflect on some of the many ways the Copernicus Sentinel-1 mission has given us remarkable radar insights into our planet over the years.
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