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DEL 15 activates final subordinate squadron: 15th CYS
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By NASA
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Preparations for Next Moonwalk Simulations Underway (and Underwater)
El avión de investigación supersónico silencioso X-59 de la NASA se encuentra en una rampa de Lockheed Martin Skunk Works en Palmdale, California, durante el atardecer. Esta aeronave única en su tipo es propulsada por un motor General Electric F414, una variante de los motores utilizados en los aviones F/A-18. El motor está montado sobre el fuselaje para reducir la cantidad de ondas de choque que llegan al suelo. El X-59 es la pieza central de la misión Quesst de la NASA, que busca demostrar el vuelo supersónico silencioso y permitir futuros viajes comerciales sobre tierra – más rápidos que la velocidad del sonido.Lockheed Martin Corporation/Garry Tice El avión de investigación supersónico silencioso X-59 de la NASA se encuentra en una rampa de Lockheed Martin Skunk Works en Palmdale, California, durante el atardecer. Esta aeronave única en su tipo es propulsada por un motor General Electric F414, una variante de los motores utilizados en los aviones F/A-18. El motor está montado sobre el fuselaje para reducir la cantidad de ondas de choque que llegan al suelo. El X-59 es la pieza central de la misión Quesst de la NASA, que busca demostrar el vuelo supersónico silencioso y permitir futuros viajes comerciales sobre tierra – más rápidos que la velocidad del sonido.Lockheed Martin Corporation/Garry Tice Read this story in English here.
El equipo detrás del X-59 de la NASA completó en marzo otra prueba crítica en tierra, garantizando que el silencioso avión supersónico será capaz de mantener una velocidad específica durante su funcionamiento. Esta prueba, conocida como mantenimiento automático de velocidad del motor, es el más reciente marcador de progreso a medida que el X-59 se acerca a su primer vuelo este año.
“El mantenimiento automático de la velocidad del motor es básicamente la versión de control de crucero de la aeronave,” explicó Paul Dees, jefe adjunto de propulsión de la NASA del X-59 en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la agencia en Edwards, California. “El piloto activa el control de velocidad a su velocidad actual y luego puede aumentarla o ajustarla gradualmente según sea necesario.”
El equipo del X-59 ya había realizado una prueba similar en el motor, pero sólo como un sistema aislado. La prueba de marzo verificó que la retención de velocidad funciona correctamente tras su integración en la aviónica de la aeronave.
“Necesitábamos verificar que el mantenimiento automático de velocidad funcionara no sólo dentro del propio motor, sino como parte de todo el sistema del avión,” explicó Dees. “Esta prueba confirmó que todos los componentes – software, enlaces mecánicos y leyes de control – funcionan juntos según lo previsto.”
El éxito de la prueba confirmó la habilidad de la aeronave para controlar la velocidad con precisión, lo cual será muy invaluable durante el vuelo. Esta capacidad aumentará la seguridad de los pilotos, permitiéndoles enfocarse en otros aspectos críticos de la operación de vuelo.
“El piloto va a estar muy ocupado durante el primer vuelo, asegurándose de que la aeronave sea estable y controlable,” dijo Dees. “Al tener la función del mantenimiento automático de velocidad, de reduce parte de esa carga de trabajo, lo que hace que el primer vuelo sea mucho más seguro.”
Inicialmente el equipo tenía planeado comprobar el mantenimiento automático de velocidad como parte de una próxima serie de pruebas en tierra donde alimentarían la aeronave con un sólido conjunto de datos para verificar su funcionalidad tanto en condiciones normales como de fallo, conocidas como pruebas de pájaro de aluminio (una estructura que se utiliza para probar los sistemas de una aeronave en un laboratorio, simulando un vuelo real). Sin embargo, el equipo se dio cuenta que había una oportunidad de probarlo antes.
“Fue un objetivo de oportunidad,” dijo Dees. “Nos dimos cuenta de que estábamos listos para probar el mantenimiento automático de velocidad del motor por separado mientras otros sistemas continuaban con la finalización de su software. Si podemos aprender algo antes, siempre es mejor.”
Con cada prueba exitosa, el equipo integrado de la NASA y Lockheed Martin acerca el X-59 al primer vuelo, y hacer historia en la aviación a través de su tecnología supersónica silenciosa.
Artículo Traducido por: Priscila Valdez
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Last Updated Mar 31, 2025 EditorDede DiniusContactNicolas Cholulanicolas.h.cholula@nasa.gov Related Terms
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By NASA
On March 24, 1975, the last in a long line of super successful Saturn rockets rolled out from the vehicle assembly building to Launch Pad 39B at NASA’s Kennedy Space Center in Florida. The Saturn IB rocket for the Apollo-Soyuz Test Project was the 19th in the Saturn class stacked in the assembly building, beginning in 1966 with the Saturn V 500F facilities checkout vehicle. Thirteen flight Saturn V rockets followed, 12 to launch Apollo spacecraft and one to place the Skylab space station into orbit. In addition, workers stacked four flight Saturn IB rockets, three to launch crews to Skylab and one for Apollo-Soyuz, plus another for the Skylab rescue vehicle that was not needed and never launched. Previously, workers stacked Saturn I and Saturn IB rockets on the pads at Launch Complexes 34 and 37. With the successful liftoff in July 1975, the Saturn family of rockets racked up a 100 percent success rate of 32 launches.
Workers lower the Apollo command and service modules onto the spacecraft adaptor.NASA Technicians in the assembly building replace the fins on the Saturn IB rocket’s first stage. NASA Workers in the assembly building prepare to lower the spacecraft onto its Saturn IB rocket.NASA Inspections of the Saturn IB rocket’s first stage fins revealed hairline cracks in several hold-down fittings and managers ordered the replacement of all eight fins. While the cracks would not affect the flight of the rocket they bore the weight of the rocket on the mobile launcher. Workers finished the fin replacement on March 16. Engineers in Kennedy’s spacecraft operations building prepared the Apollo spacecraft for its historic space mission. By early March, they had completed checkout and assembly of the spacecraft and transported it to the assembly building on March 17 to mount it atop the Saturn IB’s second stage. Five days later, they topped off the rocket with the launch escape system.
The final Saturn IB begins its rollout from the vehicle assembly building. NASA The Saturn IB passes by the Launch Control Center. NASA Apollo astronauts Thomas Stafford, left, Vance Brand, and Donald “Deke” Slayton pose in front of their Saturn IB during the rollout.NASA On March 23, workers edged the mobile transporter carrying the Saturn IB just outside the assembly building’s High Bay 1, where engineers installed an 80-foot tall lightning mast atop the launch tower. The next morning, the stack continued its rollout to Launch Pad 39B with the prime crew of Thomas Stafford, Vance Brand, and Donald “Deke” Slayton and support crew members Robert Crippen and Richard Truly on hand to observe. About 7,500 people, including guests, dependents of Kennedy employees and NASA Tours patrons, watched as the stack moved slowly out of the assembly building on its five-mile journey to the launch pad.
Mission Control in Houston during the joint simulation with Flight Director Donald Puddy in striped shirt and a view of Mission Control in Moscow on the large screen at left. NASA A group of Soviet flight controllers in a support room in Mission Control in Houston during the joint simulation. NASA On March 20, flight controllers and crews began a series of joint simulations for the joint mission scheduled for July 1975. For the six days of simulations, cosmonauts Aleksei Leonov and Valeri Kubasov and astronauts Stafford, Brand, and Slayton participated in the activity in spacecraft simulators in their respective countries, with both control centers in Houston and outside Moscow fully staffed as if for the actual mission. The exercises simulated various phases of the mission, including the respective launches, rendezvous and docking, crew transfers and joint operations, and undocking.
Astronauts Thomas Stafford, left, Vance Brand, and Donald “Deke” Slayton in a boilerplate Apollo command module preparing for the water egress training. NASA Stafford, left, Slayton, and Brand in the life raft during water egress training. NASA Astronauts Stafford, Brand and Slayton participated in a water egress training activity on March 8, completing the exercise in a water tank in Building 260 at NASA’s Johnson Space Center in Houston. The astronauts practiced egressing from their spacecraft onto a lift raft and being lifted up with the use of a Billy Pugh rescue net. They practiced wearing their flight coveralls as well as their spacesuits.
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By NASA
En este fotograma de vídeo, Jason Dworkin sostiene un vial que contiene parte de la muestra del asteroide Bennu que la misión OSIRIS-REx (Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Seguridad – Explorador de Regolito) de la NASA trajo a la Tierra en 2023. Dworkin es el científico del proyecto de la misión en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland.Credit: NASA/James Tralie Read this release in English here.
Los estudios de las rocas y el polvo del asteroide Bennu que fueron traídos a la Tierra por la nave espacial de la misión Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Seguridad – Explorador de Regolito (OSIRIS-REx, por sus siglas en inglés) de la NASA han revelado moléculas que, en nuestro planeta, son clave para la vida, así como un historial de la existencia de agua salada que podría haber servido como “caldo” para que estos compuestos interactuaran y se combinaran.
Los hallazgos no muestran evidencia de vida, pero sí sugieren que las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida estaban muy extendidas en todo el sistema solar primitivo, lo que aumentaría las probabilidades de que la vida pudiera haberse formado en otros planetas y lunas.
“La misión OSIRIS-REx de la NASA ya está reescribiendo los libros de texto sobre lo que entendemos acerca de los comienzos de nuestro sistema solar”, dijo Nicky Fox, administradora asociada en la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington. “Los asteroides proporcionan una cápsula del tiempo sobre la historia de nuestro planeta natal, y las muestras de Bennu son fundamentales para nuestra comprensión de qué ingredientes en nuestro sistema solar existían antes de que comenzara la vida en la Tierra”.
En artículos sobre esta investigación científica publicados el miércoles en las revistas Nature y Nature Astronomy, científicos de la NASA y otras instituciones compartieron los resultados de los primeros análisis en profundidad de los minerales y moléculas hallados en las muestras de Bennu, las cuales fueron transportadas a la Tierra por la nave espacial OSIRIS-REx en 2023.
Como se detalla en el artículo de Nature Astronomy, entre las detecciones más significativas se encontraron aminoácidos (14 de los 20 que la vida en la Tierra utiliza para producir proteínas) y las cinco nucleobases (bases nitrogenadas) que la vida en la Tierra utiliza para almacenar y transmitir instrucciones genéticas en moléculas biológicas terrestres más complejas como el ADN y el ARN, incluyendo la forma de organizar los aminoácidos para formar proteínas.
Los científicos también describieron abundancias excepcionalmente altas de amoníaco en las muestras de Bennu. El amoníaco es importante para la biología porque, en las condiciones adecuadas, puede reaccionar con el formaldehído, el cual también fue detectado en las muestras, para formar moléculas complejas como los aminoácidos. Cuando los aminoácidos se unen en cadenas largas, forman proteínas, las cuales impulsan casi todas las funciones biológicas.
Estos componentes básicos para la vida detectados en las muestras de Bennu han sido hallados antes en rocas extraterrestres. Sin embargo, identificarlos en una muestra impoluta obtenida en el espacio respalda la idea de que los objetos que se formaron lejos del Sol podrían haber sido una fuente importante de los ingredientes precursores básicos para la vida en todo el sistema solar.
“Las pistas que estamos buscando son muy minúsculas y se destruyen o alteran con mucha facilidad al exponerse al ambiente de la Tierra”, dijo Danny Glavin, científico principal de muestras en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y coautor principal del artículo publicado en Nature Astronomy. “Es por eso que algunos de estos nuevos descubrimientos no serían posibles sin una misión de retorno que trajera las muestras, sin medidas meticulosas de control de la contaminación y sin una cuidadosa curaduría y almacenamiento de este precioso material proveniente de Bennu”.
Mientras que el equipo de Glavin analizó las muestras de Bennu en busca de indicios de compuestos relacionados con la vida, sus colegas, dirigidos por Tim McCoy, quien es curador de meteoritos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington, y Sara Russell, mineralogista cósmica en el Museo de Historia Natural de Londres, buscaron pistas sobre el entorno en el que se habrían formado estas moléculas. En un informe publicado en la revista Nature, los científicos describen, además, la evidencia que hallaron de un antiguo entorno propicio para poner en marcha la química de la vida.
Desde calcita hasta halita y silvita, los científicos identificaron en la muestra de Bennu rastros de 11 minerales que se forman a medida que el agua que contiene las sales disueltas en ella se va evaporando a lo largo de extensos períodos de tiempo, dejando atrás las sales en forma de cristales sólidos.
Se han detectado o ha habido indicaciones de la existencia de salmueras similares en todo el sistema solar, incluso en el planeta enano Ceres y la luna Encélado de Saturno.
Aunque los científicos han detectado previamente varias evaporitas en meteoritos que caen a la superficie de la Tierra, nunca han visto un conjunto completo de sales sedimentadas que conservara un proceso de evaporación que podría haber durado miles de años o más. Algunos minerales presentes en Bennu, como la trona, fueron descubiertos por primera vez en muestras extraterrestres.
“Estos artículos científicos realmente se complementan para tratar de explicar cómo los ingredientes de la vida se unieron para hacer lo que vemos en este asteroide alterado acuosamente”, dijo McCoy.
A pesar de todas las respuestas que ha proporcionado la muestra de Bennu, quedan varias preguntas. Muchos aminoácidos se pueden producir en dos versiones de imagen especular, como un par de manos izquierda y derecha. La vida en la Tierra produce casi exclusivamente la variedad levógira (que va hacia la izquierda, o en sentido antihorario), pero las muestras de Bennu contienen una mezcla igual de ambas. Esto significa que, en la Tierra primitiva, los aminoácidos también podrían haber comenzado en una mezcla de iguales proporciones. La razón por la que la vida “giró hacia la izquierda” en lugar de hacia la derecha sigue siendo un misterio.
“OSIRIS-REx ha sido una misión muy exitosa”, dijo Jason Dworkin, científico que trabaja en el proyecto OSIRIS-REx desde el centro Goddard de NASA y es coautor principal del artículo de Nature Astronomy. “Los datos de OSIRIS-REx añaden grandes pinceladas a una imagen de un sistema solar rebosante de potencial para la vida. ¿Por qué nosotros, hasta ahora, solo vemos vida en la Tierra y no en otros lugares? Esa es la pregunta verdaderamente cautivante”.
El centro Goddard de la NASA proporcionó la gestión general de la misión, la ingeniería de sistemas y la garantía y seguridad de la misión OSIRIS-REx. Dante Lauretta, de la Universidad de Arizona en Tucson, es el investigador principal. Esa universidad dirige el equipo científico y la planificación y el procesamiento de datos de las observaciones científicas de la misión. Lockheed Martin Space en Littleton, Colorado, construyó la nave espacial y proporcionó las operaciones de vuelo. El centro Goddard y KinetX Aerospace fueron responsables de la navegación de la nave espacial OSIRIS-REx. La curaduría de OSIRIS-REx es llevada a cabo en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston. Las asociaciones internacionales para esta misión incluyen el instrumento de altímetro láser de OSIRIS-REx proveniente de la CSA (Agencia Espacial Canadiense) y la colaboración científica para las muestras del asteroide con la misión Hayabusa2 de la JAXA (Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial). OSIRIS-REx es la tercera misión del Programa Nuevas Fronteras de la NASA, el cual es gestionado por el Centro de Vuelo Espacial Marshall de la agencia en Huntsville, Alabama, para la Dirección de Misiones Científicas de la agencia en Washington.
Para obtener más información sobre la misión OSIRIS-REx, visita el sitio web (en inglés):
https://www.nasa.gov/osiris-rex
-fin-
María José Viñas /Karen Fox / Molly Wasser
Headquarters, Washington
240-458-0248
maria-jose.vinasgarcia@nasa.gov / karen.c.fox@nasa.gov / molly.l.wasser@nasa.gov
Rani Gran
Centro de Vuelo Espacial Goddard, Greenbelt, Maryland
301-286-2483
rani.c.gran@nasa.gov
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Last Updated Jan 29, 2025 EditorJessica TaveauLocationNASA Headquarters Related Terms
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By NASA
With the historic first international space docking mission only six months away, preparations on the ground for the Apollo-Soyuz Test Project (ASTP) intensified. At NASA’s Kennedy Space Center (KSC) in Florida, workers in the Vehicle Assembly Building (VAB) stacked the rocket for the mission, the final Saturn rocket assembled for flight. In the nearby Manned Spacecraft Operations Building (MSOB), the Apollo prime crew of Commander Thomas Stafford, Command Module Pilot Vance Brand, and Docking Module Pilot Donald “Deke” Slayton, and their backups Alan Bean, Ronald Evans, and Jack Lousma conducted vacuum chamber tests of the Command Module (CM), the final Apollo spacecraft prepared for flight.
Inside the Vehicle Assembly Building (VAB) at NASA’s Kennedy Space Center in Florida, workers attach fins to the Saturn IB’s first stage. In the VAB, workers secure the first stage of the Saturn IB rocket onto the milk stool, perched on Mobile Launcher-1. Workers lift the second stage of the Saturn IB rocket prior to mating with the first stage. Workers lower a boilerplate Apollo spacecraft onto the Saturn IB rocket. The Saturn IB rocket, serial number SA-210, used for ASTP had a lengthy history. Contractors originally built its two stages in 1967, at a time when NASA planned many more Saturn IB flights to test Apollo spacecraft components in Earth orbit in preparation for the Moon landing. By 1968, however, after four uncrewed Saturn IB launches, only one launched a crew, Apollo 7. Four more Saturn IBs remained on reserve to launch crews as part of the Apollo Applications Program, renamed Skylab in 1970. Without an immediate mission, the two stages of SA-210 entered long-term storage in 1967. Workers later modified and refurbished the stages for ASTP before shipping them to KSC. The first stage arrived in April 1974 and the second stage in November 1972.
On Jan. 13, 1975, inside the cavernous VAB, workers stacked the Saturn IB rocket’s first stage onto Mobile Launcher-1 (ML-1), modified from its use to launch Saturn V rockets during the Apollo program with the addition of the milk stool pedestal. The milk stool, a 128-foot tall platform, allowed the Saturn IB to use the same Launch Umbilical Tower as the much larger Saturn V rocket at Launch Complex 39. The next day, workers lowered the second stage onto the first, followed by the Instrument Unit two days later. Finally, on Jan. 17 workers topped off the rocket with a boilerplate Apollo spacecraft while engineers continued testing the flight article in the MSOB.
The ASTP Apollo Command and Service Modules arrive at NASA’s Kennedy Space Center (KSC) in Florida. The ASTP Command Module arrives in KSC’s Manned Spacecraft Operations Building. The Command and Service Modules – CSM-111 – arrived at KSC from the Rockwell International plant in Downey, California, on Sept. 8, 1974, by C-5A Galaxy cargo plane. Rockwell had finished building the spacecraft in March 1970 and placed it in storage until July 1972. Modifications for ASTP took place between August 1972 and August 1974, following which Rockwell shipped the spacecraft to KSC. The sign on the shipping container bore the legend “From A to Soyuz – Apollo/Soyuz – Last and the Best.” Workers at KSC towed the modules to the MSOB for inspection and checkout, joined the two modules, and placed the combined spacecraft into a vacuum chamber.
The prime Apollo crew of Thomas Stafford, left, Vance Brand, and Donald “Deke” Slayton suit up in preparation for an altitude chamber test in the Command Module (CM). The astronauts inside the CM in the altitude chamber. In the MSOB, the prime and backup ASTP crews conducted tests of their spacecraft in an altitude chamber. After both crews completed simulated runs in December 1974, the prime crew of Stafford, Brand, and Slayton suited up, entered the CM inside the chamber, closed the hatch, and conducted an actual test on Jan. 14, with the chamber simulating altitudes of up to 220,000 feet. Two days later, the backup crew of Bean, Evans, and Lousma completed a similar test.
he backup Apollo crew of Alan Bean, left, Ronald Evans, and Jack Lousma suit up in preparation for an altitude chamber test in the Command Module (CM). Workers assist backup crewmember Lousma into the CM. To solve the problem of the Apollo and Soyuz spacecraft operating at different atmospheric pressures and compositions and using incompatible docking mechanisms, engineers designed a Docking Module (DM) that acted as both an airlock and a transfer tunnel and a Docking System (DS) that allowed the two nations’ spacecraft to physically join in space. NASA contracted with Rockwell International to build the DM. Engineers equipped one end of the DM with the standard Apollo probe-and-drogue docking mechanism and the other end with the androgynous system that linked up with its opposite half installed on the modified Soyuz spacecraft. During launch, the DM rested inside the Spacecraft Lunar Module (LM) Adaptor (SLA) atop the rocket’s upper stage, much like the LM during Apollo flights. Once in orbit, the astronauts separated the CSM from the upper stage, turned the spacecraft around, docked with the DM and pulled it free.
Workers lower the DM into Chamber B in the Space Environment Simulation Laboratory at NASA’s Johnson Space Center in Houston. Workers lower the DM into Chamber B in the Space Environment Simulation Laboratory at NASA’s Johnson Space Center in Houston. After extensive vacuum testing in Chamber B of the Space Environment Simulation Laboratory at NASA’s Johnson Space Center in Houston, the flight DM arrived at KSC on Oct. 29, 1974, and workers prepared it for more testing in a vacuum chamber in the MSOB. The flight DS arrived at KSC on Jan. 3, 1975, and two weeks later workers installed it on the DM. On Jan. 27, engineers lowered the DM onto the CM in the altitude chamber to conduct a mechanical docking test. Engineers conducted 10 days of joint tests of television and audio equipment to ensure systems compatibility.
Workers conduct a docking test of the Docking Module with the Command Module at NASA’s Kennedy Space Center in Florida. NASA support astronaut Robert Overmyer, right, works with engineers during compatibility testing. To be continued…
Major events around the world in January 1975:
January 5 – Musical The Wiz opens on Broadway, runs for 1,672 performances.
January 6 – The game show Wheel of Fortune debuts on NBC.
January 8 – Ella Grasso of Connecticut becomes the first elected female governor in the U.S.
January 11 – The S-II second stage of the Saturn V rocket that launched Skylab reenters the Earth’s atmosphere over the Indian Ocean.
January 12 – The Pittsburg Steelers beat the Minnesota Vikings in Super Bowl IX, played in Tulane Stadium in New Orleans.
January 15 – Space Mountain opens at Disney World in Orlando.
January 18 – The Jeffersons premieres on CBS.
January 22 – Launch of the Landsat-2 Earth resources monitoring satellite.
January 30 – Ernő Rubik applies for a patent in Hungary for his Magic Cube, later known as Rubik’s Cube.
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By Space Force
The new squadron, which falls under Space Delta 11, marks a critical milestone in advancing the Space Force’s ability to test, train, and prepare for cyber threats in the contested space domain.
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